Decisiones con impacto: Plástico reciclado vs. Bioplásticos
Conociendo que el 80% del impacto ambiental de un producto puede ser mitigado en la etapa de diseño, la decisión sobre el tipo de materiales a usar en nuestros productos no fue una decisión más. Fueron múltiples factores a considerar y poner en la balanza en la toma de decisión: necesitábamos que el resultado final, tanto a nivel estético como funcional, fuera óptimo y que a su vez el impacto ambiental resultara ser el menor posible a lo largo de todo el ciclo de vida del producto.
Los plásticos vírgenes que se utilizan en el 99,99% de la electrónica a nivel mundial son de origen fósil, una fuente no renovable cuya explotación resulta insostenible, y por tanto, nunca una opción para Hune. Frente a este escenario surgían dos alternativas viables. Luego de una profunda investigación y asesoramiento, apoyados sobre tres líneas de análisis críticas, la conclusión resultó obvia.
01. Adecuación a la industria electrónica
La principal característica que debía presentar la materialidad era su compatibilidad con los Requisitos Técnicos de los Dispositivos Electrónicos y los estándares industirales. Es decir: cumplir con las propiedades físicas y químicas adecuadas que garanticen la seguridad de los dispositivos y sus usuarios, a lo largo de toda su vida útil; mostrando resistencia al calor y aislación eléctrica.
Mientras que el uso del tipo de plástico adecuado (reciclado o virgen, en este caso no difiere) garantiza un correcto y seguro funcionamiento, los plásticos de origen biológico como los hechos con fibra de paja o fécula de patata, pueden presentar limitaciones para alcanzar estándares de rendimiento en aplicaciones que exigen altos niveles de durabilidad, resistencia mecánica, o estabilidad en condiciones ambientales adversas. Debido a las propiedades inherentes de los materiales biológicos, menos robustas respecto a los polímeros sintéticos, a menudo estas se mezclan con polímeros sintéticos como el ácido poliláctico (PLA) y otras resinas, para superar algunas de esas limitaciones, mejorando sus propiedades físicas y mecánicas pero comprometiendo su característica principal, la biodegradabilidad, perdiendo peso en la discusión.
02. Impacto en la producción
Los bioplásticos son derivados de materiales biológicos como cultivos (maíz, caña de azúcar, patatas) o celulosa obtenida de árboles. Esto significa que a diferencia de los plásticos convencionales derivados de petróleo, estos provienen de fuentes renovables, lo que en principio sugiere una clara ventaja ambiental.
Sin embargo, la transición global hacia el uso de bioplásticos y su producción a gran escala podría tener implicaciones ambientales significativas. Se forzaría (aún más) la ampliación de la frontera agrícola, haciendo uso extensivo de tierras para la plantación de monocultivos y prácticas agrícolas intensivas asociadas con la producción de materia prima para satisfacer la alta demanda, incidiendo directamente, no solo en un crecimiento de la deforestación, sino en un alto consumo de recursos hídricos, pérdida de biodiversidad, degradación de suelos y reducción de disponibilidad de tierras para la agricultura de alimentos, planteando así un dilema de difícil respuesta.
En tanto, existe plástico a disposición en exceso esperando ser recuperado para darle una nueva vida útil. Al utilizar plástico reciclado post-consumo, se evita profundizar prácticas de extractivismo al mismo tiempo que se previene que nuestras tierras y océanos se inunden con plásticos descartados.
A su vez, la fabricación de productos a partir de plástico reciclado requiere significativamente menos energía y recursos en comparación con la producción de nuevos materiales, ya sea plástico virgen o alternativas biodegradables. Esto resulta en una menor huella de carbono asociada a su producción, alineándose con los objetivos globales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Ante el desafío de garantizar el origen de la materia prima, es importante contar con certificaciones que lo avalen, por eso es que Hune le exige a todos nuestros socios productivos contar con la certificación GRS que respalde que la materia prima utilizada en nuestros productos es de origen reciclado post-consumo.
03. Ciclo de vida y reciclabilidad
No todo lo que brilla es oro. La narrativa alrededor de la biodegradabilidad de los productos, aunque seductora en su esencia, plantea preguntas críticas sobre su implementación real en nuestra lucha contra la contaminación. El uso de plástico de origen vegetal debe comprender más allá de los beneficios del punto de origen y evaluar su ciclo de vida completo. No basta con etiquetas; es crucial entender si efectivamente puede ser descompuesto por microorganismos en un marco temporal razonable. Este proceso, por “sencillo” que pudiera parecer, en realidad requiere de instalaciones especializadas para su adecuada gestión. Aunque los materiales biodegradables pueden parecer una opción atractiva para reducir la acumulación de residuos, la infraestructura actual de gestión de residuos en la mayor parte del mundo no está adecuadamente equipada para manejar la compostación a gran escala de este tipo de materiales.
Frente a este escenario, el plástico reciclado post-consumo emerge como una solución tangible y efectiva. Gestionado a través de los sistemas de reciclaje existentes, ofrece una solución pragmática en la que su reintegración en la cadena productiva no solo prolonga su vida útil de manera más sostenible, sino que también disminuye la demanda de extracción y manipulación de materiales primarios.
Para ser llevado a la práctica, y dar un cierre al círculo, es crucial promover la participación activa del usuario en el proceso de reciclaje al final de la vida útil del producto, Hune enfatiza la importancia de la concientización y facilita la correcta gestión de los “residuos” a través de colaboraciones con programas como JER - Junta, Entrega y Recicla -, y las prácticas de reciclaje llevadas a cabo por REMSA - Recicla Electrónicos México -, para recuperar materiales y reintroducir materias primas a la cadena productiva, avanzando hacia los objetivos de sostenibilidad.
Adoptar esta visión no solo refleja un compromiso con la reducción de la huella ambiental, sino que también marca un paso adelante hacia la materialización de prácticas sostenibles que responden de manera integral a los desafíos ambientales contemporáneos. Nadie es perfecto, y nosotros no somos la excepción, pero entendemos que hoy, conscientes de haber hecho una elección sujeta a constante re evaluación en medida que haya innovación en materiales y procesos, la forma más responsable de hacer carcasas de electrónicos es como lo hacemos en Hune, con plástico reciclado post-consumo con certificación de origen.